
El marketing sostenible

Los cambios que se están produciendo en el medio ambiente por culpa de la mala actuación del hombre a lo largo de los años, están haciendo que tengamos que adecuarnos a contrareloj, y se están haciendo muchas cosas bien, pero no todos reman hacia la misma dirección.
Para uno de los trabajos académicos que me tocó realizar, en equipo, como casi todos, tuve la oportunidad de estudiar a fondo el tema de la sostenibilidad. Lo primero que nos vino a la cabeza fue porque lo habíamos elegido, si realmente no sabíamos qué es sostenible y qué netra dentro de esta definición exactamente.
Nos topamos con que no sabíamos donde centrarnos, “Verde” fue el tema de inspiración para la creación de nuestro proyecto. Partiendo de ese término, que al mismo tiempo podría albergar diversas materias, decidimos basarnos en la sostenibilidad. La idea surge del contexto en el que vivimos inmersos: un mundo en el que las sociedades, al mismo tiempo que alcanzan un grado de conciencia mayor sobre el respeto por el medio ambiente, llevan a la degradación imparable del mismo.
El término sostenibilidad, y sobre todo los derivados del mismo (eco, bio…) están suponiendo una verdadera revolución en muchos campos de la vida cotidiana: tanto empresas como particulares se preocupan por desarrollar proyectos que cumplan con los requisitos necesarios de sostenibilidad. ¿Para qué? ¿Es un punto que preocupa a empresarios o una mera estrategia de marketing?
Hay mucha incertidumbre al respecto. Ahora todo lleva la etiqueta –eco. La gente se suma a la lucha por sostener nuestro medio y vivir de un modo más acorde a él bajo un clima de respeto. ¿Pero realmente es posible llegar a un planeta sostenible o hay intereses de por medio que lo impiden? O por el contrario, ¿Se convierte este lema de “sostenibilidad” en un verdadero negocio por sí mismo?
La palabra sostenible supone una llamada de socorro o una apelación a la conciencia de muchos. Y esto hace que la gente se sume a diversos proyectos que llevan esta etiqueta, incluso podemos observar en productos con los que nos topamos en los mercados que llevan el lema "respetebale con el medio ambiente", pero ¿realmente es cierto?.
Tuve la oportunidad de entrevistar a alumnos que cursan ingeniería mecánica en una universidad madrileña dónde les mostraban lo que hacían las empresas para vender. Uno de los ejemplos era una empresa que produce una marca muy conocida de chocolate, en España estuvieron un tiempo anunciando que eran una empresa respetable con el medio ambiente y concienciada con el cuidado del planeta. Sin embargo, la asociación de greenpeace logró destapar que aquí en España sí era sostenible, porque no lo producían aquí, pero de dónde provenía su materia prima sí, en Brasil las plantaciones de cacao eran arrasadas y los bosques también para poder producir más.
Lo que nos lleva a pensar que, ahora está de moda que las empresas sean todas respetuosas con el medio ambiente, que los productos también lo son, y eso da más confianza a los consumidores, confianza de la que se aprovechan las grandes industrias para vender más cuando realmente no son del todo respetuosas.
Con esto también nos podemos ir al famoso Protocolo de Kioto, aquel que expone que cada país tiene una "cuota" de emisión de CO2 al medio ambiente, y aunque no ha sido confirmado oficialmente, tampoco hay que ser tan mal pensado como para saber que se comercializa con esas cuotas. Sino, directamente maquillan los resultados, véase el ejemplo reciente de la famosa concesionaria Wolkswagen, que ha tenido que indemnizar a muchos de sus clientes al mentir en las cantidad de emisión de CO2 a la atmosfera esta trucada.
Ha sido conveniente que, tras muchos incendios que se produjeron a lo largo de los primeros meses de verano, el gobierno de España aprobáse en julio de 2015 una Reforma de la Ley de Montes en la que se permite que las autonomías recalifiquen zonas forestales quemadas, eso si son de "interés público de primer orden", sin embargo, también se han producido incendios una vez pasada la época de verano, vaya, una casualidad. Tal vez también sea otra cuando veamos construcciones en esas zonas de que son "de interés público de primer orden".
Las intenciones de mucha gente y de la mayoría de las asociaciones que lcuchan por preservar el medio ambiente son buenas, muy buenas, pero en el mercado del dinero y del beneficio esa lucha está manchada de ambicióny dinero, en dónde lo que importa es vender y no cuidar el medio ambiente. Son muchos los problemas y riesgos que ponen en peligro el entorno natural. Un entorno que sufre ahora las consecuencias más graves de etapas anteriores como la Revolución industrial. A pesar de que se diga que el ser humano ya no puede contaminar más de lo que lo viene haciendo y de las distintas políticas y medidas para fomentar el desarrollo sostenible, creo fírmemente que no está de más seguir dando cuenta de los hábitos que hoy por hoy rigen a las sociedades modernas y que, inevitablemente tendrán graves repercusiones en un futuro próximo.
Por eso confío en el poder que tiene las redes sociales, cuando se usan bien, puedes conseguir una disfusión que va más allá del territorio nacional donde te encuentres, porque no es un tema que deba preocupar sólo a los gobernadores de algunos pocos países considerados "importantes", es un trabajo en conjunto, de todos. Una vez que ya no haya vuelta atrás las condiciones climáticas se vuelvan muy aversivas, quizá sólo nos quede esperar a que toquemos fondo.
